Des de la Edad media hasta el siglo XXI

La primera referencia de diablos documentada en un enfrentamiento entre las fuerzas del bien -representadas por el arcángel San Miguel- y las del mal -simbolizada por los diablos de Tarragona- corresponde al 1426, con el entremés de San Miguel, también llamado del Infierno. Diez años más tarde, en 1436, aquella primitiva representación incorpora las rocas (o escenarios móviles tirados por caballos o llevados a hombros por hombres), con todo un ejercicio de construcción de decorados itinerantes. Aquel 1436 el gran desarrollo que la alquimia árabe había dejado a las regiones mediterráneas se traduce en la incorporación de los fuegos artificiales en el entremés de San Miguel y Diablos, en Tarragona, con el nombre del pirotécnico, Guillem Xon, que vendió cinco docenas de cohetes para el entremés tarraconense.

En 1617 el Baile incorpora el personaje de la Diablesa, de obligada representación a cargo de un actor masculino, rasgo heredado de la teatralidad medieval religiosa. En 1633 aparecen explicitados nuevos bailes ejecutando parlamentos, por lo que el de Diablos parece que, sin prácticamente ninguna duda, ya habría convertido baile hablado. En 1634 aparece la primera referencia concreta al personaje de Lucifer, por lo que hay que entender que en el primer tercio del siglo XVII la estructura del Ball de Diables es prácticamente idéntica a la actual.

En 1729 la duración de las representaciones aumenta diez minutos de media por baile, por lo que hay que hablar, con toda certeza, de la plena y absoluta introducción de la palabra en la fiesta. La prohibición contra los elementos festivos que dictó el rey español Carlos III no impidió la continuidad del Ball de Diables. Además, en 1802 actuó con motivo de la visita a la ciudad por parte del monarca Carlos IV.

La desarticulación gremial provocada por la liberalización del trabajo aprobada por las Cortes de Cádiz en 1813 y la nefasta situación en que quedó Tarragona tras la guerra del francés ponen punto final a la etapa del Ball de Diables en manos del Gremio de Tejedores de Lino . Así, consta que en 1833 es a cargo del Gremio de Boters con vestidos nuevos, representación del triunfo de San Miguel y una notable cifra de diablos: cuarenta y cinco. En esta nueva etapa el Ball incorpora a los actos del Carnaval de la ciudad. En 1859, gracias al testimonio del escritor Josep Pin y Soler, se constata que había perdido la parte hablada, así como que había habido, al menos desde finales del siglo XVIII, versos críticos y satíricos.

En 1872 consta la primera actuación separada del resto del Cortejo Popular, en el que se podría considerar un antecedente de la actual Correfoc. Ese mismo año el Ball no sale acompañado de los característicos tambores sino que lo hace con una banda de música. Desde 1876 hasta el 1886 el Baile de Diablos es en manos de la prestigiosa asociación cultural La Artesana. En ese período se alcanza la cifra récord 8.000 carretillas tiradas durante Santa Tecla. El Ball de Diables continúa saliendo en diferentes años y fiestas sin que haya documentado que la integraba.

La última noticia del baile formado por tarraconenses es de 1922, cuando aparece en versión infantil en la fiesta de la ermita de la Salud. Posteriormente, el Baile de Diablos fue contratado a otras villas, por lo menos los años 1923, 1934/35 y 1.943 -El Vendrell-, 1964 -Sitges, Llorenç del Penedès, Sant Pere de Ribes y 1980 -Vilanova y la Geltrú.


1983, año de la recuperación

El Ball de Diables de Tarragona se recuperó el curso 1983-1984, gracias a la suma de la dinámica asociativa, la vertiente investigadora y los consejos prácticos ofrecidos por Bailes de Diablos de L’Arboç, Reus, El Vendrell y Vilanova y la Geltrú . Tras ser refrendado por la asamblea de entidades de nuestro Cortejo, el Consejo Plenario del Ayuntamiento de Tarragona aprobó por unanimidad, el 19 de julio de 1991, el Protocolo del Cortejo Popular de la ciudad de Tarragona, que establece las actuaciones del Ball de Diables dentro del calendario festivo de la ciudad.

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Desde la recuperación del Ball de Diables de Tarragona, la entidad ha hecho una apuesta por el talento local, confiando el diseño del vestuario al artista de Alcover Antoni Torrell, que creó unos vestidos con un diseño totalmente innovador y hasta todo osado -el verde y el rosa no eran precisamente los colores clásicos empleados para ornamentar los trajes de los diables-, que imprimía al grupo una fuerte personalidad y carácter sin romper nada con la estética de los bailes de diablos más tradicionales del Penedès y del campo de Tarragona.

Los trajes fueron confeccionados en 1984 por las madres, padres y familiares de los jóvenes que iniciaron la recuperación del Ball de Diables tarraconense, y en algún caso por los diablos mismos. La indumentaria del arcángel San Miguel, después de una cierta indefinición inicial, tomó como modelo la estatua barroca de este personaje de la Catedral de Tarragona.

Los ceptrots fueron obra del conocido herrero de Vilaseca Antoni Mas, que también hizo, con posterioridad, los complementos del vestuario del Ángel.

Dado que el baile tarraconense necesitaba hacer un ensayo práctico con pirotecnia, la entidad decidió realizar una salida-ensayo aceptando el convite que la Colla Jove dels Xiquets de Tarragona había efectuado por intervenir en el pasacalle conmemorativa de su quinto aniversario, en agosto de 1984.

El acto oficial de presentación del Ball se tuvo lugar el domingo 16 de septiembre de 1984, ya en Santa Tecla, en el Antiguo Ayuntamiento, local emblemático para los actos protocolarios de la entidad. En 1985 la entidad definió el calendario fijo de actuaciones del Ball en Tarragona: Carnaval, verbena de San Juan y fiestas de Santa Tecla. Además de hacer varias actuaciones aparte, también participa habitualmente en la Muestra de Balls de Diables Centenarios con Parlamentos de Cataluña, ya que es miembro fundador de la coordinadora que las organiza.

-Ball de Diables de l’Arboç

-Ball de Diables de Sant Quintí de Mediona

– Ball de Diables de Torredembarra

-Ball de Diables de Vilafranca del Penedès

-Ball de Diables de Sitges, colla vella

-Ball de Diables del Vendrell

-Ball de Diables de Vilanova i la Geltrú

-Ball de Sant Miquel i Diables de la Riera

En 1986 el Ball colabora con el Ayuntamiento para la recuperación de la Àliga de la ciudad y, desde 1998, la entidad dispone de un baile de diablos infantil.

Posteriormente, en 1993, a consecuencia de su deterioro, se confeccionaron trajes nuevos con un diseño totalmente renovado. La experiencia vivida en un primer momento, impulsó los miembros del Baile a confiar de nuevo en la alcoverence Toni Torrell, que presentó un diseño con el que la entidad ha identificado durante las últimas décadas, porque aunque en 2003 el grupo renovó los vestidos, son una réplica exacta de los de 1993.

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Desde entonces el Ball no ha dejado de crecer, se ha convertido en uno de los principales promotores de la Fiesta tarraconense y ha hecho una apuesta especial para fomentar la Fiesta Mayor Pequeña de Tarragona (la versión infantil del Cortejo), recuperando la versión infantil de la Àliga (2008) y organizando varios eventos de referencia en el marco de la cultura popular tarraconense.

El día 30 de marzo de 2012, el Ball de Diables de Tarragona acordó, en asamblea y por mayoría, renovar los vestidos de la entidad y buscar un nuevo diseño que identificara esta nueva etapa del Ball. También se designó una comisión, la cual consideró oportuno proponer una colaboración con la Escuela de Arte de la Diputación de Tarragona y crear un concurso de ideas, abierto a los estudiantes de diseño, con el fin de conseguir la imagen de los nuevos trajes del Ball de Diables de Tarragona. Este concurso lo ganó el estudiante de diseño Tamara Huete y los nuevos vestidos se presentaron en sociedad durante las fiestas de Santa Tecla de 2013.